Si se habla de valores humanos en una marca, Niño Arcoiris es la protagonista. Manuela García Silva no solo es la dueña, sino que también es la encargada de la identidad, del estilo y del diseño de cada prenda.  

Niño Arcoiris es una marca destinada a los más pequeños de la familia. Manu la formó y la pensó en un contexto difícil de su vida. Se fue gestando de una forma muy “orgánica y a pulmón”, como le gusta decir a ella. Así y todo, luego de años de venta online, hace tan solo ocho semanas atrás abrió su primer showroom y cree que es un momento en donde “es necesario volver a encontrarse cara a cara y de revalorizar lo presencial”. 

Manu es un fiel ejemplo de mujer emprendedora que pese a las diferentes circunstancias personales y económicas del país, apuesta a una marca en donde se adquieren prendas, pero también valores.  

Niño Arcoiris es tu marca de ropa para niños, ¿cómo y en qué momento de tu vida surge la idea? 

Niño Arcoiris surgió en un momento difícil de mi vida. Estaba atravesando una separación, vuelta al país sola con mi bebé de 6 meses y fue llegar a Argentina y preguntarme… ¿Y ahora como voy a hacer para trabajar con un bebé tan chiquito? En mi caso personal no contaba con mucha ayuda familiar para cuidar al bebé y tampoco sentía que quería dejarlo en una guardería.  

Emocionalmente fue un momento de muchas turbulencias, pero recuerdo que me abracé fuerte a mi hijo y empecé a buscar entre mis saberes en qué podía emprender como para poder trabajar y estar con él. Creo que los dos lo necesitábamos.  

De ahí salió Niño Arcoiris. Al principio empezó como una marca de accesorios para bebés, yo no quería meterme con el rubro de la ropa porque sentía que había mil marcas y mucha competencia, pero se dió casi orgánicamente. Yo le hacía la ropa a mi hijo con retazos de muchos colores, y cuando Simón empezó el maternal varias mamás me preguntaban dónde compraba la ropa, que la querían para sus niños porque les gustaba y eso me animó a probar con una primera tanda de prendas que vendí al toque. Los inicios fueron muy de abajo. 

La particularidad que tiene Niño Arcoiris es que en cada prenda hay un mensaje que expresa diferentes valores, ¿nos contas un poquito sobre eso? 

El concepto de sumar valores surgió como una búsqueda personal que decidí llevarla a la marca. Durante algunos años trabajé como maestra en una escuela que tiene una orientación en valores humanos. En esa época hice muchas capacitaciones sobre el tema y trabajé con los chicos desde ese espacio de construcción de valores y educación emocional.  

También soy instructora y voluntaria de la fundación El Arte de Vivir. Siento la necesidad de manifestarse desde este espacio, porque estoy segura que la ropa es un soporte para llevar mensajes, y no solo por moda o de marcas con reseñas en inglés. 

Desde este lugar buscamos aplicar a nuestras prendas contenidos de valores, a partir de frases que les recuerdan qué es lo importante. Me da muchísima satisfacción cuando me llegan historias por Instagram de familias atravesadas por esos mensajes, en dónde la ropa completa y acompaña situaciones personales muy fuertes como la llegada de un niño muy deseado, o el transitar de una discapacidad. Desde ese lugar siento que a mí misma me completa, porque finalmente me da mucho más de lo que yo podría esperar de un trabajo simplemente. Es muy lindo. 

Sabemos que ser emprendedora no es fácil y también que vos sos el alma madre de todo lo que gira en torno a la marca, ¿cómo es el proceso que lleva una prenda desde la compra de las telas hasta la exposición en redes? 

Los procesos textiles tienen sus tiempos, sus temas, sus problemas (risas). No soy una diseñadora que puede diseñar libremente. En mi caso siempre estoy atada a las posibilidades económicas del momento, pero sí, elijo telas, imagino modelos, me gusta hacer ropa cómoda, de esa que te pones todos los días y lavas mil veces. 

La moldería la realizo yo y el proceso de corte también en nuestro propio taller. De ahí una parte se va a la estampería y cuando ese proceso está terminando se junta todo para ir al taller de costura. Cuando la ropa vuelve confeccionada nosotros hacemos el proceso final de plancha, etiquetado y perfume. Toda la vuelta lleva casi un mes, dependiendo de los talleres, claro. 

Por suerte tengo el mejor equipo de gente trabajando conmigo. Este rubro es un poco informal y cuesta hacerse de proveedores de confianza.  

¿Cómo manejas todos esos mundos diferentes pero que hacen falta hoy en día para crear comunidad y finalmente vender?  

Siento que estoy aprendiendo en esto de hacer comunidad. Principalmente me muestro cómo soy, aparezco bastante en redes, cuento mi historia, me encanta que vean que, si fue posible para mí, también es posible para otros.  

Después la venta se empuja en un proceso diario, desde campañas de publicidad en redes, las redes propiamente dónde generamos contenido para mostrar el valor de la marca, hasta salir personalmente a buscar locales y ofrecer la marca. 

Emprender en Argentina es como estar en medio de un pantano, remando en dulce de leche como quien dice, pero eso también te da herramientas para salir adelante y siempre te hace más fuerte. 

Trabajas para niños y eso, sin duda, tiene un plus por la sensibilidad que la temática conlleva, ¿qué destacas de producir ropa para niños? 

Me encanta trabajar para niños, pero más allá de ser quienes visten la ropa yo siento que trabajo para la familia.  

Me inspiro en esos valores que todos los padres queremos transmitir a nuestros hijos, me inspiro en una versión más sensible de la vida, en algo más sutil que a veces pasa en desapercibido en nuestro día a día pero que está ahí.  

Me gusta dejar la huella en la ropa, para que no nos olvidemos que somos mucho más que un simple cuerpo físico, o un rol, o una profesión. Los niños ya vienen con esto incorporado, ellos me inspiran todo el tiempo. 

No podemos dejar de hablar con una emprendedora del rubro textil sobre los costos y los precios actuales de la ropa, ¿cómo maneja una productora textil estas dos grandes aristas en un contexto donde, aunque uno no quiera, indudablemente tiene que subir los precios en relación a los costos? 

¡Qué temita! (risas). Es el momento que atravesamos. Antes dije que emprender en Argentina era muy incierto y a estas cosas me refiero. Estamos viviendo un momento muy duro, con mucha inflación, poco poder de consumo y eso indefectiblemente nos afecta a todos.  

En el rubro textil tuvimos aumentos de más del 100% de un año al otro y es claro que no se puede trasladar así a los precios. En mi caso la política es buscar una armonía entre el aumento y poder seguir vendiendo, muchas veces pierdo, pero tengo que mirar esto con sensibilidad, ver y costear cada producto con criterios diferentes. Es un momento muy sensible y complejo a la vez, pero estoy segura que todo va a mejorar. 

Hace poquito abriste un showroom, luego de años de vender online, ¿qué nos podes decir sobre ambos tipos de venta, luego de una pandemia donde el consumo pasaba generalmente por la compra virtual? 

Hace un tiempo vengo observando este fenómeno. Venimos de la pandemia donde todas las marcas tuvieron que pasar al online. Nosotros veníamos trabajando hace años vendiendo de esta forma por eso no nos fue complejo, pero ahora siento que el medio online está un poco sobresaturado, y bajó un poco en rendimiento. 

Creo que es momento de buscar nuevas rutas, de volver a encontrarnos cara a cara, de revalorizar lo presencial, porque hay una necesidad de eso. Por eso hicimos el showroom y por eso estoy empezando a salir a vender a locales en forma presencial. Ya no quiero mandarte un WhatsApp, creo que es más rico el intercambio de ir, charlar, mostrar la ropa, escucharte, mirarte a los ojos. Yo le doy valor a eso, siento que desde ese lugar puedo construir relaciones más genuinas con mis clientas 

Si algo destacamos de tu trabajo es el empuje que contagias y la creatividad que tenes a la hora de confeccionar las prendas, pero si vos te tenes que auto reconocer una tarea, ¿cuál es aquella parte de tu trabajo que decís “acá soy muy buena? 

Creo que tengo una capacidad en dónde soy muy buena y que es completamente indispensable para un emprendedor, y es que soy rápida para solucionar problemas. Trabajé muchos años como productora de espectáculos y descubrí ese don que me ha ayudado siempre.  

Disfruto mucho de todo el proceso creativo, es la parte que más me gusta de mi trabajo, idear, imaginar y luego pasar a la acción para crear. Pero si me preguntas en qué soy muy buena, te digo que, en resolver problemas, creo que ese es mi gran don. 

Niño Arcoiris es toda una marca profesional y hace un mes ya lanzó la nueva temporada primavera verano 2023, ¿qué es lo que vamos a encontrar a diferencia de otras temporadas? 

Esta temporada siento que es muy ecléctica, por eso tomamos ese concepto para la campaña de fotos. No estamos en un momento de comodidad y se tuvo que salir al toro no como queríamos, sino con lo que había, y eso le dió una identidad misma a la colección.  

Sumamos algunas prendas nuevas a nuestras filas como jardineros, pero básicamente va a haber mucho color como siempre y valores para no olvidarnos de lo importante.  

No me gusta estar atada a la moda, siento que Niño Arcoiris es atemporal, no me gusta trabajar para lo que “se usa” cómo tendencia, sino seguir una línea más propia. 

Si bien Niño Arcoiris es una marca destinada a los niños no dejan de ser prendas que reflejan la tendencia actual, ¿a la hora de producir, sos de guiarte por la moda? 

Bueno, creo que sin querer lo respondí en la pregunta anterior. Miro mucha moda de niños, de acá y de afuera principalmente. Me gusta tener entrenado el ojo en ver las tendencias, pero sinceramente no lo hago para hacer “lo que se usa”. 

Creo que los niños se visten con su propio estilo, el estilo de cada uno lo marca su personalidad y elijen la ropa para acompañar eso. Voy fuera de la moda, trato de ser genuina con mi propio deseo a la hora de diseñar.