Moda sostenible VS redes sociales 

El slow fashion es una corriente que viene haciéndose eco hace unos años e implica una forma de consumo más consciente. Aquí el usuario busca consumir la menor cantidad de prendas posibles a un nivel más sustentable, con mejores procesos de confección, en cuanto a las fibras utilizadas y al ambiente en donde se desarrolló ese diseño. Esta situación se opone al consumo compulsivo, y es entonces donde se comienza a cuestionar de qué manera se fusiona el slow fashion y la venta en las redes sociales, donde constantemente influencers mencionan cómo vestir y de qué manera hacerlo. ¿Es posible que una marca slow fashion o sostenible compita dentro de este sistema? 

Varios estudios han demostrado que las personas consumen 34 prendas al año, un promedio de dos prendas nuevas al mes y al mismo tiempo descartan entre 12 y 14kg de prendas, que en el mejor de los casos luego se venden en los mercados de segunda mano. En este proceso veloz, el consumidor no tiene en cuenta como está hecha su prenda, ni es visible la cadena productiva, ni la contaminación que trae aparejada. Lo importante solo es que el costo es bajo y que salga rápido al mercado para poder satisfacer necesidades, y a su vez generar un nuevo deseo de consumir. 

Si bien estas cuestiones no son de ahora, se incrementan aún más a través del marketing y la publicidad en redes, que generan nuevos deseos de consumir constantemente. Hoy por hoy, el sistema de la moda enseña cómo vestirse y propone formas de vida en relación a la cantidad de prendas que tiene una persona en sus guardarropas. Incluso influencers sugieren de qué manera usar cada prenda para estar en tendencia.  

La publicidad tradicional ya caduco. Hoy se puede decir que se vende un estilo de vida a través de las redes. Es por ello que es casi imposible plantear una marca sin la visibilidad y la interacción de las redes sociales, donde generalmente el proceso de compra no pasa tanto por el producto en sí mismo, sino más bien por las opiniones, valores y visibilidad. 

Sin embargo, también se está planteando un nuevo sistema de producción de moda en el mundo para un nuevo tipo de exigencias de consumidores que tienen objetivos claros a la hora de comprar una prenda o un accesorio. Estos, en la mayoría, son los famosos Millennials. Por lo tanto, será importante responder y llegar a ellos a través de las mismas redes y tecnologías, pero aportando el criterio que ellos desean y piden ver.  

Las marcas slow fashion y sustentables se ven favorecidas en este proceso ya que a través de las redes sociales pueden mostrar sus valores y formas ecológicas de trabajar. Son la vidriera que el nuevo público quiere consumir. Detrás de una dificultad como lo es la compra desmedida, el slow fashion aparece junto con los más jóvenes para ofrecer una virtud a estas marcas, que si bien por el momento son pocas, van por el buen camino.  

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