Marcelo Senra, el diseñador que integra lo autóctono a la funcionalidad en la moda argentina
En el mundo de la moda, hay diseñadores que van más allá de la simple creación de prendas y se convierten en verdaderos artistas, capaces de transmitir identidad y emociones a través de sus diseños. Uno de ellos es Marcelo Senra, reconocido diseñador argentino que supo introducir lo autóctono y la cultura argentina en la moda, sin perder el foco en la funcionalidad.
Con una trayectoria de más de 30 años en el mundo de la moda, Marcelo ha logrado conquistar el escenario nacional e internacional con sus colecciones únicas. Hoy es considerado uno de los diseñadores más influyentes del diseño de autor, donde su viaje ha sido marcado por una búsqueda constante de la identidad argentina y la conexión con las raíces culturales del país.
En una entrevista exclusiva, Marcelo nos sumerge en su apasionante recorrido, compartiendo sus experiencias, inspiraciones y filosofía de diseño. Desde su participación en la moda joven argentina, siendo docente, hasta su incondicionalidad con el diseño de calidad, descubrimos cómo ha logrado fusionar la moda con la funcionalidad, creando piezas que van más allá de la estética y se convierten en una extensión de la identidad de quien las viste.
A lo largo de la conversación, conocimos las temáticas que han influido en sus colecciones, desde sus viajes a destinos étnicos hasta su fascinación por la estética y morfología de diferentes épocas. Nos adentraremos en su proceso creativo, donde cada prenda cobra vida a través de una cuidadosa selección de materiales y una minuciosa atención a los detalles.
Marcelo Senra también reflexionó sobre el rol de la moda en la sociedad actual y su visión de una moda más personal, donde cada individuo puede expresar su identidad a través de la ropa que elige. Además, nos brindó una mirada hacia el futuro de la moda, compartiendo sus impresiones sobre las nuevas generaciones de diseñadores que están impulsando un cambio en la industria.
Sin duda, un diseñador apasionado que ha sabido trascender los límites de la moda convencional y ha creado un legado de estilo, identidad y funcionalidad en cada una de sus creaciones.
Sos uno de los diseñadores con más trayectoria del país con un estilo único que prevalece lo artesanal y lo autóctono argentino. ¿Cuál fue el momento en que decidiste ser diseñador, tener este sello único y convertirte en lo que sos hoy en día?
Yo me estaba recibiendo de arquitecto, me faltaba dar la tesis y veo que en Buenos Aires aparece la carrera de diseño textil en la UBA y me pareció increíble. Siempre me gustó la moda, pero en ese momento no había una comprensión clara de lo que esta era. Cuando hablabas de moda, se entendía como corte y confección, no como diseñador, como se dice hoy en día.
Recuerdo que alrededor de ese mismo tiempo había pasado la primera bienal del arte joven en argentina, yo participé y fui elegido, eso me dio una mayor conexión con la ropa y la moda, más que nada. Principalmente, fueron desfiles que se realizaron en la plaza San Martín de Tours, mi madre era modelo en ese momento, yo era muy joven y decidimos participar. Recuerdo que diseñé unos smokings unisex muy divertidos. Nos divertimos mucho.
Cuando comencé a dar clases en la Universidad de Buenos Aires, también empecé a aprender un poco sobre la metodología de la carrera. Tenía a mi cargo un grupo de alumnos, entre ellos estaba Pablo Ramírez, que fue mi alumno, esas cosas de la vida. Además, comencé a conocer y participar más en los eventos de moda que había en Buenos Aires en ese momento.
Al mismo tiempo, mi hermana comenzó a modelar y empecé a conocer más sobre la producción de moda, las productoras, los fotógrafos, y a entender cómo se manejaba Buenos Aires.
Decidí hacer moda y siempre tuve claro que quería hacer cosas relacionadas con nuestra cultura. Del lugar donde yo provengo, Salta, tuve la suerte de conocer todas las artesanías, los tejidos de los wichís y todo lo relacionado con lo autóctono. Todo eso me marcó y siempre sentí que en el extranjero se valoraba más que aquí. Sentí que había un potencial increíble en nuestra cultura.
Recuerdo la primera muestra que hice en el centro de españoles, que tenía que ver con los 500 años de la llegada de Cristóbal Colón a América. En esa muestra, hice un conjunto utilizando artesanías: camisas hechas de nidos de abejas a mano, bombachas de arpillera, ruedas de barracán y cosas de chaguar. Ese fue el impulso para empezar a trabajar con estos materiales que me parecían tan increíbles y que nosotros ignorábamos.
A partir de ese momento, empecé a investigar sobre estos materiales, cómo cortarlos, cómo lavarlos, cómo trabajar con ellos. Decidí buscarles una funcionalidad dentro del espacio y la morfología, y cuando les di forma y contexto, y los llevé a la vida cotidiana, donde empecé a ver la aceptación de la gente y una mirada diferente hacia esto. Por supuesto, no fue fácil. Al principio, tuve que mostrar, educar y explicar cómo se mantenían y cómo se usaban. Fueron muchas cosas para que la gente pudiera entenderlo, creo que fui un pionero en esta cuestión.
Así fue como empecé, dándole valor a lo autóctono, lo argentino, y a llevarlo a la moda de una manera más funcional y estética.
En PlushMag somos convencidos que la moda es mucho más que tendencias, y que lo social y el arte se vinculan cien por cien con ella. Sabemos que te gusta mucho el cine y las películas de época. ¿Alguna vez tomaste como referencia algún film para representar en tus colecciones la esencia de esa época?
Sí, por supuesto. Recuerdo una colección no muy lejana que llamé “Monte”. Estaba viendo una serie en Netflix llamada “El Gran Hotel”, una serie española con una estética y morfología fantástica de 1900. Me enamoré de esa silueta, así que empecé a investigar. Al mismo tiempo, también tuve influencias de una pintora minimalista brasileña y estaba revisando el libro de Balenciaga, además de la cultura de esa época.
Se me ocurrió armar una historia para contar esta colección. En general, fue principalmente esta serie, ya que al ver la silueta, las texturas, las líneas y la elegancia de esa época, quedé encantado. Así que creé una historia muy interesante.
Decidí que esta colección estaría basada en una mujer española que llega a principios de siglo a vivir a Argentina, pero no en el campo ni en la ciudad, sino en el Chaco, con todas las flores, fauna, calor, animales, los wichís y todo lo que tiene que ver con la región. Esta mujer iría mutando y transformándose, adoptando las costumbres, artesanías, tejidos y envolventes de ese lugar. Así fue como diseñé la colección que tanto me gustó hacer. Tenía toda la silueta y morfología de 1900, con sus peinados y estética, y la ropa se iba fusionando con nuevas texturas y elementos, hasta que aparece con el pelo corto, más indígena, pero sin perder la estética de esa época.
También recuerdo una vez que vi la película “Orgullo y Prejuicio”, de la época de los años 30, y me fascinó un vestido verde. En ese momento estaba haciendo un desfile en la Semana Alta Moda con Héctor Vidal Rivas y tenía que hacer cosas más de couture y eso me inspiró a hacer diseños más de los años 30, que siempre me han encantado y armé toda una colección inspirada en eso, sobre todo en la silueta. Trabajé con rafias y sedas, siempre incorporando lo mismo a esta morfología y a estas texturas fundamentalmente.
Creo que la inspiración puede ser en un film, en un libro, revistas y paisajes. Hay muchos elementos que pueden ser fuente de inspiración. Siempre busco información sobre temas que me interesan, investigo. A veces puedo viajar al lugar y ver más de cerca la realidad. Me gusta traer elementos genuinos de allí y combinarlos con nuestras propias cosas.
Como diseñador te gusta viajar y conocer diferentes culturas. De los países que visitaste, ¿cuál fue el que más te llamó la atención? ¿Hubo alguno que te influyó a la hora de crear tus colecciones?
Tengo la suerte de poder viajar y elegir destinos que están relacionados con las etnias que me interesan, sobre todo su cultura. Me encanta ir a sus mercados y ahí encuentro lo auténtico.
Una de las últimas colecciones, se llamó “Singapur” y tuvo que ver con un viaje que hice al sudeste asiático. Estuve en Bangkok, Vietnam, Laos, Camboya, Myanmar y Singapur. Realmente, ese viaje me proporcionó mucha información y traje muchos textiles antiguos, especialmente de Vietnam, Camboya y Myanmar. Compré algunos textiles muy antiguos y eso me dio una riqueza que me permitió establecer la temática de la colección y mostrar mi punto de vista y mi mirada, siempre mezclándola con nuestras propias cosas.
Siempre encontré cosas en común con nosotros o con otras culturas. Por ejemplo, en Bangkok, los textiles antiguos, eran muy parecidos, a los textiles guatemaltecos, que eran maravillosos. También había similitudes con los textiles mexicanos en términos de geometría y colores. Creo que me encanta este poder de descubrir y encontrar textiles genuinos.
También estuve en India y no podía creer la belleza de lo que encontré allí. La combinación de colores y las mezclas eran maravillosas. Me encontré con buen gusto y terminación.
México tenía cosas muy interesantes y se respiraba la riqueza de muchas culturas allí.
También estuve en Sudáfrica, donde encontré textiles maravillosos relacionados con el chaguar desde otro punto de vista.
En Egipto, encontré un algodón fantástico y auténtico.
Tuve la suerte de ir a lugares increíbles y, sobre todo, como te dije antes, a lugares que tienen que ver con la tierra.
Me gustaría ir a Bali, donde hacen arte textil de manera artesanal, y especialmente a Japón. Últimamente he estado trabajando con morfologías y formas japonesas, aunque aún no he tenido en mis manos textiles originales de esa región.
Siempre me gusta valorar y darle importancia a las cosas, mezclándolas con nuestras propias creaciones. Por eso, en un momento me volví multicultural, donde pude trabajar con otras culturas y combinarlas con la nuestra.
Siguiendo esta línea, tu última colección, Geometría Oriental, tiene reminiscencias étnicas de nuestro país. ¿Nos podes comentar un poco más sobre ella y cómo surgió la inspiración para crearla?
Sí, la última colección se llamó “Geometría Oriental Dos”, porque la uno la hice la temporada pasada, en invierno, y sentía que me faltaron cosas y quería seguir construyendo esa línea.
Fue todo un desafío porque siempre había trabajado con telas que tenían mucha caída, como gasas y algodones. Pero estas últimas dos colecciones, que fueron invernales, decidí trabajar con telas más estructuradas, como gabardinas, paños de lana y brocatos. Estas telas tenían más cuerpo, eran más gruesas, lo cual me permitió crear una morfología más geométrica, más arquitectónica, donde la presencia geométrica era mi objetivo principal.
Me encantó jugar con el cambio de texturas y explorar otro tipo de silueta, más estructurada, con definición, no tan fluida como antes. Es más, mandé hacer tejidos wichís con dibujos geométricos, y me fascinó hacerlos.
En cuanto a los accesorios, también me gustó esa búsqueda. Por ejemplo, trabajé con hilo de papel para crear pectorales o chalecos, que tuvieron otra estructura y otro volumen. También apliqué elementos geométricos a estas piezas, utilizando formas típicas nuestras, como la flor “estrella federal”.
Comencé una nueva búsqueda y una nueva mirada, lo cual me dio un plus muy interesante. Me inspiré en la geometría pura, teniendo en cuenta el concepto japonés y los pliegues del origami. Fue uno de los temas que encontré más interesante de Japón, tomar esa mirada de la morfología japonesa y mezclarla con la nuestra.
Por estos días está muy de “moda” hablar del lujo simple. Sin embargo, vos sos un pionero de este concepto. ¿Qué tiene que ver esto en la definición de las prendas que diseñas?
La idea surgió hace varios años. Cuando comencé en esto no se hablaba de moda sostenible o moda sustentable. En lugar de utilizar esos términos, yo prefería hablar de una moda propia, autóctona y natural. Siempre definía mis colecciones en estas tres palabras, y más adelante añadí “lujo simple”.
Para mí, el lujo está relacionado con la selección de las materias primas, los materiales que utilizo, la simpleza por las morfologías y la funcionalidad. Esa palabra quedó y luego se comenzó a utilizar, no solo en la moda sino también en la decoración, creando un enfoque de lujo simple que evita la belleza de lo recargado, los excesos y se centra en la riqueza de los materiales, la funcionalidad y la expresión pura.
Fuiste docente de la carrera de Diseño de Indumentaria y Textil de la Universidad de Buenos Aires. Si hoy volvieses a serlo ¿qué conocimiento te gustaría impartirle a tus alumnos en relación a la sociedad y moda actual?
Actualmente, soy docente en la Universidad de Buenos Aires. También, y hace 19 años, soy profesor en la Universidad de Palermo, donde tengo una cátedra llamada “Diseño de Autor”. En esta cátedra, los estudiantes tienen una experiencia conmigo como docente y trabajan en una búsqueda muy similar a la que yo realizo. Les animo a adentrarse en nuestras propias tradiciones y culturas, aunque a veces les cuesta. Sin embargo, es importante que desarrollen una mirada personal. Esta experiencia es la última antes de que se conviertan en diseñadores.
Lo que me gusta y en lo que me enfoco, sobre todo, es tomar en cuenta la realidad del usuario, a quién me dirijo. Busco principalmente la calidad del producto, que tenga una buena terminación y estructura, que no sea algo intermedio o de feria, sin desmerecer las ferias. A lo que me refiero es que quiero que sea algo de calidad que pueda competir con cualquier perchero Buenos Aires. Quiero que eduquen ese ojo, como así cuando van a comprar y son exigentes en la compra, también sean exigentes en el diagnóstico y todo el tratamiento que le hacen a esa prenda. Que se den cuenta que ese valor que le ponen de calidad y determinación sea acorde a los tiempos que vivimos, somos exigentes y buscamos calidad. Ese es mi valor que apunto hacia ellos. La prenda artesanal tiene que ser aún mejor que un producto industrializado.
Quiero que los consumidores sean más conscientes, que no compren por comprar, sino que sean responsables. Quiero que la ropa forme parte de su identidad y transmita lo que sienten. No quiero que sean simples víctimas de la moda, sino personas conscientes de sí mismas, donde la ropa también refleje su personalidad. Eso es lo que me gusta transmitir.
A lo largo de tu trayectoria, la moda y el diseño fue evolucionando y las demandas son otras. ¿En dónde encontras un antes y un después en lo que el público pedía y pide hoy en día?
Hoy en día siento que la moda es mucho más personal y no está dictada por reglas estrictas provenientes del norte, de Estados Unidos o Europa. Para mí, la moda es la calle, la moda sos vos, la moda es aquella persona que, si bien, compra ropa de marca o no, en ese estilismo final le da su impronta personal. Desde el corte de pelo hasta la actitud, cómo lleva un bolso o se coloca un pañuelo; o qué accesorio que no tiene nada que ver con nada se lo pone porque le da carácter o personalidad.
Creo que eso es lo que el público demanda hoy en día, no estamos tan sujetos a las imposiciones estrictas de la moda, sino que queremos ser y mostrar.
A la hora de crear una colección pueden existir limitaciones como en cualquier industria, sin embargo no hay limitaciones al momento de cerrar los ojos e imaginarla tal cual como uno piensa en cómo será. ¿Cómo te preparas para embarcarte en cada nueva colección y qué hay de mágico en ese momento?
En cuanto a la creación de colecciones, a veces me ha sucedido que, por ejemplo, después de la pandemia, o mismo en plena pandemia, me encontré con la falta de materiales o la imposibilidad de viajar en busca de elementos inspiradores.
En esos momentos, me he visto enfrentado a la situación de tener telas lisas y sin texturas, en colores como negro, gris, beige, crudo o azul. También me he encontrado con mercadería vieja en las tiendas. En esos momentos, uno tiene que agudizar su creatividad y utilizar lo que tiene a disposición, poniendo el máximo esfuerzo y evolución en el diseño. Me encantan estos desafíos, porque es ahí donde realmente ves que, a veces, la tela puede ayudar a que una prenda sea maravillosa, pero también un diseño puede transformar una base completamente básica y darle carácter. Es fundamental saber cómo mostrarlo.
Estas son experiencias y juegos que me nutren y se mee permiten como diseñador. Si bien no tengo un jefe, me exijo a mí mismo mostrar mi capacidad y no conformarme con la primera idea. Eso es lo que trato de transmitir y destacar en mis colecciones.
Cada colección es mágica porque depende de la temática que elijas y de lo que estés viviendo en ese momento, tus sentimientos y tu forma de vida. Como diseñador, uno es muy sensible y puede captar diferentes elementos. Eso mágico aparece cuando tenes una idea rectora, la empezas a acrecentar y la fusionas con otras cosas. Es maravilloso cuando eso sucede. No hay un horario específico para diseñar, aunque tenga un tiempo determinado, trato de dejarme llevar y jugar con las ideas.
Es muy gratificante armar una colección y sentir esa conexión personal, sabiendo que le estás aportando mucho a través de la temática en la que te estás enfocando.
Para cerrar y despedirnos. ¿Qué pregunta te harías a vos mismo como diseñador destacado de argentina?
Preguntas no me haría, sino algo que me encanta y me doy cuenta a través de mis diseños y mi forma de trabajar, es que hoy veo a hijos míos que tomaron caminos similares al mío, desde otro punto de vista y otra mirada. En un momento, todo venía de afuera y parecía maravilloso, pero hoy me doy cuenta que hice un camino, una moda más étnica y con identidad.
Yo ya tengo treinta años con la moda, pero me alegra ver a nuevas generaciones impulsándose y mirando hacia adentro, como yo lo hice hace muchos años. Esas generaciones traen nuevas influencias, brillo y entusiasmo, y obviamente van a tener otras miradas, seguramente puedan ver mis diseños y quizás haya sido un inspirador en algún momento, pero valoro su búsqueda y su conexión con lo que estamos viviendo y cómo el mundo está cambiando.
Creo que ser diseñador es una de las profesiones más bellas que hay. Más allá del oficio, ser creativos en todas sus formas es algo que nos hace ser personas de sangre caliente, como digo yo. Si no te pasan cosas y no sos curioso, no es la carrera ideal para uno.
Ser diseñador implica muchas cosas, está vinculado con el arte, la música, el cine, todos los sentidos. Es una explosión de olores, sabores e imágenes.