Cuando Mary-Kate y Ashley Olsen lanzaron su marca de moda, The Row, en 2006, buscaban crear “el look perfecto” desde una mirada más discreta y tranquila, sin embargo no tenían en vistas que, más de una década después, el mundo sería cautivado por el encanto del lujo silencioso. Las gemelas, que comenzaron su carrera como actrices cuando eran apenas unas bebés interpretando a Michelle Tanner en la comedia de televisión Full House, se dedicaron a refinar el guardarropa de la mujer y, a partir de 2018, del hombre moderno. Lo hicieron a través de piezas minimalistas que no se distinguen por un logotipo, sino por detalles cuidados, telas lujosas y una impecable artesanía.

Es así como The Row fue una de las firmas pioneras en la temática, frente a un mundo donde los logotipos se exhibían con orgullo. No obstante a ello, la tendencia del “quiet luxury” o lujo silencioso, empezó a cobrar vida por estos días. Esta nueva corriente está revolucionando las industrias en respuesta a los cambios sociales y culturales que han influido en la percepción del lujo. Ya no es necesario ser ostentoso o excesivo para ser anhelado; las generaciones Z y millennials están en la búsqueda de una forma más sutil y consciente de disfrutar de experiencias y productos de alta calidad.

Mary-Kate y Ashley Olsen precursoras de esta forma de vestir a través de su marca “The Row”

¿A qué llamamos lujo silencioso?

El lujo silencioso se basa en la valoración de la artesanía, la calidad y la exclusividad por encima de la ostentación y el derroche. Los consumidores y la industria están dejando atrás los metales preciosos, los cristales y las prendas ornamentales para adoptar un estilo más minimalista, con colores neutros y sin marcas visibles. Esta estética discreta y elegante permite a los conocedores diferenciarse de la moda masiva y establecer su propio estilo único.

Los orígenes del lujo suntuoso se remontan a tiempos monárquicos, cuando solo los reyes tenían acceso a prendas artesanales con detalles en piedras preciosas, oro y plata. Sin embargo, dos hitos históricos, la revolución francesa y la revolución industrial, lograron cierta democratización del sistema, permitiendo que la burguesía se convirtiera en cliente de este mercado tan excluyente. Con el avance del pret-a-porter, el lujo francés creó el Instituto de Alta Costura para proteger sus creaciones y se convirtió en la capital monopólica del lujo.

A medida que avanzaba el siglo XX, el concepto de lujo se asociaba con marcas que destinaban sus creaciones a un grupo enriquecido dispuesto a pagar precios altos por lucir un diseñador en particular. Sin embargo, a principios del nuevo milenio, se produjo un replanteo total de este mercado. Los sociólogos Guilles Lipovetsky y Elyette Roux expresan en su libro, “Lujo eterno”, que la fascinación por el consumo y las marcas se ha liberado de las fronteras de clase.

Minimización del lujo ostentoso. Menos es más

Pareciera entonces que en el año 2023, el máximo lujo radica en no lucir piezas ostentosas. Ya no se trata de exhibir logotipos, estampados de firmas y otros bolsos emblemáticos de determinadas casas de moda. Ahora, el objetivo es mantenerse discreto, sumergido en el quiet luxury que solo los conocedores podrán reconocer y apreciar.

En esta tendencia, las piezas minimalistas y atemporales son las preferidas. Se enfoca en prendas con cortes y materiales sofisticados, poniendo énfasis en la artesanía, pero sin elementos distintivos que las identifiquen. No solo The Row, se ha convertido en un referente en términos de “quiet luxury”, sino que también otras marcas como Bottega Veneta, Brunello Cucinelli, Loro Piana y Saint Laurent también se han sumado a esta corriente.

Puede que se piense, que esta tendencia está reservada para unos pocos expertos, pero solo hace falta dar una vuelta por TikTok para darse cuenta de que los usuarios ya la han adoptado. El hashtag #quietluxury ya ha generado más de 133,6 millones de visitas, lo que demuestra el interés por esta nueva forma de vestir.

El lujo silencioso parece que ha llegado para quedarse. Es la respuesta a una nueva forma de ver y experimentar el lujo, donde la discreción y la sofisticación son las protagonistas. Ya no se trata de mostrar la riqueza de manera ostentosa, sino de apreciar la calidad, la exclusividad y el refinamiento en su forma más pura. En un mundo cada vez más ruidoso y superficial, el lujo silencioso se alza como una afirmación de estilo y buen gusto. Es un susurro que habla más fuerte que cualquier grito, demostrando que la verdadera elegancia no necesita gritar para ser reconocida. Es un testimonio que valora la autenticidad y la calidad; es la declaración de que menos es más y que el verdadero lujo reside en la simplicidad y la excelencia artesanal.