Generación Z y ropa vintage: por qué la nostalgia es la gran tendencia de moda en 2025
La moda en 2025 no solo mira hacia adelante: también vuelve con fuerza hacia atrás. Para la Generación Z, la ropa vintage no es solo una estética, sino una declaración cultural. Este grupo, compuesto por jóvenes nacidos entre finales de los 90 y principios de los 2010, ha adoptado con entusiasmo prendas icónicas de décadas pasadas, desde los jeans de tiro alto de los 90 hasta las remeras con logos retro, los vestidos lenceros o las zapatillas tipo skate de principios de los 2000. En un mundo marcado por la hiperconectividad y los cambios constantes, la ropa vintage ofrece una sensación de autenticidad, estabilidad y personalidad que muchas veces se pierde en las tendencias efímeras del fast fashion.
De los algoritmos a la identidad
Plataformas como TikTok, Instagram y Depop han sido claves para amplificar esta pasión por lo retro. En estas redes, influencers y usuarios anónimos por igual comparten sus hallazgos de segunda mano, looks inspirados en series como Friends, Sex and the City o incluso The O.C., y tips para armar outfits con prendas heredadas o rescatadas de ferias americanas. La Gen Z no solo quiere verse bien: busca construir una identidad visual única, donde cada prenda tenga una historia que contar. Por eso, una campera de cuero que alguien usó en 1995 tiene más valor simbólico que una chaqueta nueva sin contexto. El pasado, reciclado y reinterpretado, se convierte en parte esencial del presente estilístico de esta generación.

Otro de los motivos por los cuales la moda vintage resuena tanto entre los jóvenes es su vínculo con la sostenibilidad. La Generación Z está altamente concienciada sobre el impacto ambiental del fast fashion, y busca alternativas más éticas y responsables. Comprar ropa usada, intercambiar prendas con amigos o transformar piezas antiguas en nuevas versiones DIY (do it yourself) son prácticas cada vez más comunes. Además de ahorrar dinero, elegir lo vintage permite extender la vida útil de las prendas y reducir la huella ecológica, algo que se alinea con los valores de una generación activista que no tiene miedo de exigir un cambio en las industrias tradicionales.
La cultura pop como motor de estilo
La influencia de íconos de la cultura pop también ha sido determinante en este fenómeno. Celebridades como Bella Hadid, Zendaya, Emma Chamberlain o incluso Harry Styles han apostado públicamente por looks vintage, combinando prendas de archivo con toques contemporáneos. Pero no solo se trata de las celebridades actuales: también figuras del pasado como Britney Spears, Aaliyah, Winona Ryder o Johnny Depp en su juventud se convirtieron en referentes de estilo gracias a los archivos compartidos en redes sociales. Esta conexión intergeneracional convierte la moda en un puente entre épocas y estilos, donde lo viejo se vuelve cool otra vez, y lo “pasado de moda” es reinterpretado con una frescura moderna.

La fascinación de la Gen Z por la ropa vintage no parece ser una moda pasajera. Más bien, se trata de una forma de resignificar el pasado con una mirada crítica y creativa. Mientras otras generaciones priorizaban la novedad o el lujo, los centennials apuestan por lo auténtico, lo imperfecto y lo que cuenta una historia. En este 2025, la nostalgia se impone como una poderosa herramienta estética y política, donde vestirse como en los 90 o 2000 no es solo una elección de estilo, sino también una forma de resistir la homogeneidad y reafirmar la individualidad. En un mundo que gira cada vez más rápido, volver la mirada hacia atrás parece, paradójicamente, el gesto más moderno de todos.
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