4 series que no son de moda pero tienen looks dignos de pasarela

Aunque no estén centradas en el mundo fashion, hay series que han logrado capturar la atención del público gracias a su impecable sentido del estilo. Sin que la trama gire en torno a diseñadores, revistas o pasarelas, estas producciones construyeron universos estéticos donde el vestuario no solo acompaña, sino que eleva la narrativa. Desde combinaciones atrevidas hasta elecciones elegantes que marcan época, estas historias nos demostraron que la moda puede ser un personaje más, incluso cuando no está en el centro del argumento. Killing Eve, Gossip Girl, Gambito de Dama y Sex and the City son ejemplos contundentes de cómo los looks pueden robarse el protagonismo sin necesidad de hablar de moda.

Killing Eve: estilo, misterio y una villana con glamour letal

En un thriller cargado de tensión y suspenso, lo último que uno esperaría es que la moda destaque como un elemento esencial. Sin embargo, Killing Eve sorprendió al público con Villanelle, una asesina con un estilo camaleónico y fascinante. El vestuario de este personaje se volvió icónico por su capacidad de reinventarse en cada escena, combinando piezas de diseñador con elecciones inesperadas que rozan lo teatral.

Desde un vestido rosa de tul a lo Molly Goddard hasta trajes masculinos perfectamente estructurados, el guardarropa de Villanelle construye una estética que contrasta con la frialdad de sus acciones. Su estilo se convirtió en parte de su identidad, una especie de firma silenciosa que la distingue y cautiva. La serie, aunque cargada de acción y drama, se transformó en un desfile de alta moda sin proponérselo.

Gossip Girl: el lujo neoyorquino elevado a ícono de estilo

Aunque Gossip Girl sí tiene vínculos con el universo de la moda, no se trata de una serie sobre diseñadores o la industria. Sin embargo, pocas ficciones marcaron tanto al mundo del estilismo como esta historia de adolescentes privilegiados del Upper East Side. Blair Waldorf y Serena Van Der Woodsen se convirtieron en referentes absolutos de estilo: la primera, con un look preppy lleno de cintillos, camisas con moño y vestidos estructurados; la segunda, con una estética más bohemia, desenfadada y sensual.

El vestuario, pensado al detalle por Eric Daman, no solo reflejaba la personalidad de cada personaje, sino que también capturaba la esencia de Nueva York como capital del glamour. Cada escena podía ser una editorial de moda, y el legado de sus outfits sigue vigente en redes, editoriales y alfombras rojas.

Gambito de Dama: moda de elegancia geométrica y feminidad en el ajedrez

Ambientada en los años 60, Gambito de Dama nos introdujo al mundo del ajedrez desde una perspectiva íntima y elegante. La historia de Beth Harmon no gira en torno a la moda, pero su evolución personal quedó registrada a través de un vestuario impecable. A medida que la protagonista asciende en el mundo del ajedrez, también lo hace en estilo: pasamos de vestidos sobrios a looks geométricos, tapados estructurados y prendas que evocan el diseño de tablero. Su melena roja y su silueta delicada se complementan con piezas inspiradas en la moda mod británica, sin perder el toque sofisticado y cerebral que define su personaje. Así, la serie se volvió un referente estético sin caer en el cliché del fashion drama, apostando por la elegancia como símbolo de poder.

Sex and the City: una moda a la individualidad y la moda como narrativa

Si hay una serie que demostró que la moda puede contar historias, esa es Sex and the City. Aunque Carrie Bradshaw es periodista y sus amigas tienen profesiones muy variadas, la vestimenta siempre tuvo un rol clave en la construcción de identidad de cada personaje. Lo que la diferencia de una serie “sobre moda” es que no se trata de diseñadores o tendencias, sino de cómo la ropa expresa deseos, cambios, frustraciones y transformaciones personales. Los vestidos de tul, los stilettos imposibles, las carteras de culto y las combinaciones insólitas crearon un universo único que aún hoy inspira a nuevas generaciones. Patricia Field, su vestuarista, rompió moldes y convirtió cada escena en una pasarela emocional. La moda no es el tema de la serie, pero sin ella, la historia simplemente no sería la misma.

Estas cuatro series demuestran que el estilo no necesita protagonismo para brillar. En cada una, el vestuario acompaña la trama de forma orgánica, aporta capas de profundidad a los personajes y deja una huella estética inolvidable. Aunque no hablen de moda, sus looks siguen marcando tendencia.

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